El detalle es lo que cuenta

Google es una empresa que ha marcado la forma en la que tenemos que navegar en la red, entre otras muchas cosas. Tanto es así que más de una vez he oído decir «Abre el Google«, en lugar de «Abre el navegador», como cuando decimos «Dame un Danone«, refiriéndonos al yoghourt. Y no es que yo tenga nada a favor, ni en contra tampoco, de esta empresa, pero hay que alabarles el gusto en cuanto a innovación y originalidad se refiere.

Como todo el mundo sabe, Google suele cambiar el logo con regularidad, haciendo referencia al evento, más o menos mundial, del momento. Hay incluso gente que le da por coleccionarlos, a pesar de que Google tiene una galería online donde se pueden ver y disfrutar todos y cada uno de ellos.

Estos días atrás rizó el rizo cuando puso el juego del Comecocos (Pacman de toda la vida), en una versión totalmente jugable, haciendo no sólo el esfuerzo tecnológico de desarrollar esta versión, sino también el económica que supone. Una muestra más de los genios del marketing que tienen a su disposición.

No han faltado las alabanzas al tema, pero lo que me ha llamado la atención ha sido la velocidad a la que han aparecido los detractores. La declaración ha venido por la cantidad de gente que se ha puesto a jugar con el comecocos incrustado en la página del buscador. Han traducido todo el tiempo perdido en dinero, y sale una millonada.

Yo no digo que no exista el derecho a opinar, lo que no me parece bien es el ataque indiscriminado que se ha producido. De todas formas el tiro ha salido por la culata, porque no sólo ha caído en saco roto, sino que lo único que se ha conseguido ha sido darle más bombo a la causa.

No digo nada más, bien de nuevo por Google. Y ahora, que hablen los herederos.