Haití

Tenía previsto escribir un artículo sobre la crisis, y, aunque lo tengo medio escrito, llevaba postergándolo desde hace días. Entre otras cosas, porque estoy cansado de la crisis, y porque no voy a hacer aparecer la luz al final del túnel por yo escribir un artículo. Sin embargo, hay veces que incluso la crisis queda eclipsada por acontecimientos desgarradores, como el terremoto en Haití.

En mi vida cotidiana, de conexión permanente a Twitter -por lo de que busco trabajo desesperadamente-, me hago eco de la triste noticia ocurrida hoy (o ayer, mejor dicho) en el Caribe. Por más que lo intentemos, nuestro espíritu se rebela contra la injusticia natural del azote a un pueblo que, de seguro, no lo merece. No por ser uno de los más pobres y desfavorecidos del mundo, sino por la cantidad de desgracias que llevan sufridas estas gentes desde hace años; primero con las guerras intestinas, luego con los huracanes que azotaron sus islas -cuatro en tres semanas-, y ahora con esto. ¿Cuántas desgracias más es capaz de soportar el Ser Humano?

Las noticias que van llegando desde allí, algunas a través de Twitter, otras de los diarios, la televisión y los medios de comunicación en general, son ciertamente desgarradoras, terribles. Las imágenes nos traen un horror difícil de digerir por el alma. No nos puede pasar desapercibido un hecho como este, en que la naturaleza parece estarse rebelando contra un parásito molesto, y estarse sacudiendo las pulgas; y es que le estamos causando un mal tremendo a nuestro propio hogar.

Es posible que el terremoto no sea causa directa de la perniciosa influéncia humana en el planeta, pero está claro que el tiempo atmosférico está raro. Eso sí puede ser por los niveles de Dióxido de Carbono, el efecto invernadero, el agujero de Ozono…, y qué sé yo qué más. Lo cierto es que es sin duda una rebelión en toda regla. ¿Cuántas veces se han registrado tsunamis, huracanes y terremotos de forma tan regular? Ya sé, no hay constancia histórica, es triste.

Pero lo importante ahora es, si no ayudar como podamos a esa gente, al menos sí solidarizarnos en la medida de lo posible. En esto parece que los gobiernos sí que están de acuerdo. En esto sí que parece que nos unimos, cuando hace falta, para una causa común. Es importante, no sólo que lo estemos haciendo ahora, sino que recordemos que es la forma de actuar en el futuro. Que sirva de ejemplo para nuestros hijos, y para los que vienen detrás.

Es lamentable. Lo lamento profundamente. Lo cierto es que, cuando he visto la primera noticia esta mañana, a través de Twitter, y luego en la televisión, lo he lamentado mucho. Soy incapaz de mantener la mirada ante algunas de las imágenes que me han llegado, no sólo a la vista, sino también al corazón. He pensado en los padres que han perdido hijos, en los hijos que han perdido padres, en los amigos huérfanos…, ¿cómo será posible que se recuperen de tamaña catástrofe?

No quiero decir más, tan sólo que ojalá, el resto del mundo, podamos hacer algo por aliviar sus ahora ya maltrechos espíritus.